Es una reverenda ramera, los hombres y las vergas son su adicción. A mi mujer le gusta chupárselas a desconocidos en la calle, todos los fines de semana salimos a rodar en el auto para ver a que nuevo macho nos encontramos cerca de los bares y discotecas. Ella es la que se encarga de llamarlos y hacerles la propuesta de practicarles sexo oral en plena calle, casi todos aceptan y ella se pone tan feliz por chupar una nueva verga. Su droga favorita de mi gordita bella es el miembro masculino, lo disfruta mucho cada vez que come uno.
En esta ocasión tuvo la suerte de haber encontrado a un cabrón bien dotado, ella estaba tan fascinada mamando esa verga grande y metiéndosela hasta adentro, haciendo garganta profunda. Al final el hombre no dudó en aventarle toda la leche en la boca, se puso a jalársela y mi mujer abrió su boquita traviesa para que le cayera todo el esperma adentro de ella. Que gran bendición tener a una esposa tan puta y caliente que gusta de chupárselas a desconocidos en la calle.
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