Golosa mujer casada está teniendo una conversación telefónica con su despistado esposo, mientras yo, me aprovecho de la situación acariciando su panocha suculenta por encima de esos mallones ajustados que lleva puestos. La zorrita infiel está sentada con las piernas abiertas, permitiéndome acceso a su tesoro más íntimo, y con maestría voy manoseando su vagina caliente mientras la escucho fingir su inocencia con el cornudo al otro lado de la línea.
La muy descarada disfruta de mis caricias traviesas en su entrepierna, dejando escapar sus gemidos contenidos mientras su vulva se va calentando con cada roce de mis dedos juguetones. Su excitación es palpable, se le nota en la voz y en la forma en que se retuerce de placer, sabiendo que pronto nos veremos envueltos en una ardiente sesión sexo salvaje. Esta perra infiel no puede resistirse a mis toques ardientes, y es más que evidente que después de colgar la llamada con el cornudo, nos lanzaremos sin miramientos a la cama para coger de lo lindo.
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