Andaba con muchas de ganas de pito y me llamó para que la aplacara. La vecina en celo, una zorrita gordibuena madura, me metió a su casa y me puse a cogerla de parado mientras ella se empinaba rico y se recargaba sobre el mueble de la tele. Ella me dejó muy en claro que ya no podía aguantar un día más sin sentir la verga adentro de su panocha, por eso perdió la vergüenza y me pidió que le hiciera el favor en su casa. Entré y de inmediato mandó a su hijos a jugar afuera...
…para ponernos a coger a gusto, sin ninguna interrupción. Hasta el volumen de la tele lo subió al máximo para que las criaturas, que estaban afuera jugando, no la escucharan a ella gemir al momento de estar recibiendo verga. Y es que la vecina en celo es madre soltera y se la pasa trabajando demasiado, pero llegó el momento en el que ya no aguantó más estar sin macho y yo fui el afortunado de complacerla.
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