Que vivan esas mujeres pirujas, adictas a la verga, que meten a otros hombres a sus casas para coger con ellos. Como mi vecina que me mata sentones con su culote mientras estoy sentado en uno de los sillones de su sala. Sus nalgotas las rebotaba con gran fuerza sobre mis huevos, se notaba que andaba bien hambrienta de macho y de pene. Y es que su amado esposo, que tanto ama y respeta, se había ido desde hace unos meses a trabajar a otra ciudad, dejándola sola a ella y sin alguien con quien desquitar sus ganas de coger.
Pasaron los días, y su desesperación por tener sexo se fue acumulando. Ella era muy fiel hasta que ya no aguantó un día más sin tenerla la verga adentro, tuvo que llamarme a mí para que fuera a saciarla y llenarla de placer. Ahora yo soy su nuevo hombre, y la puta se ha hecho adicta a mi miembro, es por eso que no para de meterme a su casa para comérselo. No queda más que agradecerle a su marido por haberse ido a trabajar a otra parte, dejándola solita y sin macho.
3706 00:16
Categorías
Amas De Casa Culonas
Etiquetas
AmantesCogiendoCulos grandesLatinas XXXmaduras XXXmexicanas caseros xxxNalgonasurgidasvecina