Muy santita la vieja, pero ya tenía ganas de portarse mal. Le enseño a chupar verga a la señora de la iglesia, la llevé a mi departamento y ahí se puso a pecar de lujuria. Es una mujer de 55 años, toda su vida se había portado muy bien, hasta que me conoció a mí. La hice caer en la tentación, no pudo resistirse a una relación carnal conmigo, acabó comiéndose mi miembro cual putita promiscua. Era tímida e inexperta, no se animaba a chupármela con gran pasión, eso era lo que ella deseaba, solo le faltaba entrar en confianza.
La verdad es que de repente comencé a hacerme fantasías sexuales con las mujeres religiosas de la iglesia, el morbo de cogerme a una de ellas era muy alto. Al principio lo intenté con las jovencitas de 20, pero al ver que no resultaba, tuve que intentarlo con las señoras. Y es que con las veteranas iba a hacer mucho más fácil, ellas han pasado toda la vida con el mismo hombre, teniendo sexo aburrido y sin placer. En cuanto me acerqué a esta señora de la iglesia, supe de inmediato que me la iba a coger.
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