Una progenitora bien caliente y pervertida que le encanta el sexo con su hijo. Mi mamá se corre el calzón para que yo pueda metérsela, en posición de perrito, en la cama de su habitación. Su ropa interior era color rojo y de encaje, su vagina peluda estaba escurriendo mucho y mi miembro viril le entraba y salía por ese hoyo, provocándole sensaciones extremadamente placenteras. Sinceramente no puedo describir las sensaciones que siento al tirarme a mi madre, una señora de más de 50 años, viuda, desesperada e incestuosa. El que ella buscara satisfacción sexual conmigo me hizo ponerme bien libidinoso.
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