Me chingué a una mami llenita con un trasero enorme, en la posición más caliente que existe: a lo perrito. Sin puto condón de por medio, me adentré en el hoyo de esta señora gorda mientras grababa en primera persona la empotrada que le estaba pegando. Sus culote rechoncho y delicioso se veía de antología en esa postura mientras le clavaba mi verga hasta el fondo de su raja. No hay duda de que las gorditas culonas son una verdadera bendición en la cama y en el sexo, tener la oportunidad de golpear tus pelotas contra sus nalgotas es un nivel superior de complacencia.
La muy zorrita gemía y pedía más, sintiendo cómo entraba y salía de ella sin compasión. Su carne vibraba con cada embestida, complaciéndome con sus movimientos sensuales y provocativos. Mis manos recorrían su cuerpo voluptuoso, saboreando cada centímetro de su suave piel mientras le daba duro y parejo.
Fue una experiencia salvaje, desenfrenada y pasional, donde ambos nos entregamos al placer y a la lujuria desbordada. La señora gorda sabrosa de culo grande demostró ser una diosa del sexo, capaz de llevarte al paraíso con cada movimiento de sus caderas y cada gemido de placer.
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