El compadre vino a la casa a hacerle el favor a mi señora gorda y ella se puso a montarlo en el sofá de nuestra sala mientras yo los estaba grabando. La razón de compartirla con ese cabrón es por que ella ya me había confesado lo mucho que deseaba estar con él. Andaba bien ganosa por comerle la verga y, como somos un matrimonio de mente abierta, no dudé en complacerla. Todo sea por ver a mi esposa disfrutando mientras está siendo llenada de placer por otro hombre. Son cosas que solo otro cornudo entendería cuando digo todo esto.
Así que me dispuse a ir con mi compadre para echarnos unas chelas y en medio de la peda le confesé todo. Le dije que lo invitaba a mi casa para compartirle a mi señora gorda, ya que ella no se aguantaba las ganas de coger con él, y que se pusiera a darle verga enfrente de mi. A ese cabrón lo conocía bastante bien, por eso sabía que iba a aceptar la propuesta sin pensarlo. Y es que mi esposa podrá estar pasada de peso, pero tiene un culote delicioso.
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Casadas Gordas
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