Se puso ebria la muy cerda, se acabó empinando para mí para entregarme ese delicioso culote que tiene. Mi tía culona vino a tomar conmigo y acabamos cogiendo rico en mi cama, me la detoné riquísimo de a perrito, le corrí la tanga y le introduje mi miembro bien duro y erecto por su panocha calientita. Mis huevos rebotaban sobre esas nalgotas duras y redondas, era un sueño cumplido lo que estaba haciendo con mi tía esa linda tarde. Siempre quise cogérmela, ahora que soy mayor y vivo solo, me atreví a decirle que me visitara para invitarle unas chelas.
Yo sabía que no me iba a rechazar la invitación, a ella le encanta beber, más aun si es gratis. En cuanto llegó comenzamos a chelear mientras escuchábamos rolitas chidas. Todo iba normal hasta que ella comenzó a ponerse muy ebria, fue en ese momento que le entraron unas ganas inmensas por coger. Se puso bien cachonda, así que no dudó ni tantito en sacarse el pantalón y empinarse en mi cama para que yo le metiera mi verga. Quería recibir una dura cogida y no la iba a defraudar, le di con todo a mi tía culona.
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