Tiene un culote increíble y pude deleitarme viéndolo mientras ella se clavaba mi verga por su panocha. Mi tía desesperada vino a mi cuarto a cogerme porque ya no aguantaba más las ganas de estar con un hombre y comerse una verga. Su marido tenía cinco meses de que se había ido para los Estados Unidos, a trabajar, y ella se sentía tan sola y abandonada. Fue por eso que tuvo que recurrir a mi, su joven sobrino de 19 años, para que la llenara de placer con su miembro y volver a sentir las delicias de coger con alguien.
Y es la la perra urgida tiene apenas 37 años, no es tan vieja como para que deje de coger por mucho tiempo. Es de esas mujeres que si dejan de coger, por más que tengan marido, se irán a buscar otra verga que si las consuele. Afortunadamente fui yo el chico que tuvo la oportunidad de saciar las ganas de sexo de mi tía desesperada, siendo cogido por ella en la cama de mi cuarto, en la madrugada, cuando ya todos dormían.
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