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Pero la verdadera fiesta comienza cuando el amante la pone de lado y la embiste por el culo, sin piedad y sin condón, sintiendo el calor y la estrechez de su cavidad trasera. La puta insaciable se estremece de dolor y placer, disfrutando de la sensación prohibida de ser penetrada de forma tan salvaje. Con las piernas abiertas, sigue recibiendo clavadas de verga profundas en su recto, gimiendo y suplicando por más, entregándose a la lujuria con cada embestida.
Entre quejidos y gemidos, esta casada infiel goza de la doble sensación de dolor y éxtasis, entregándose por completo a la pasión desenfrenada. Un encuentro ardiente y prohibido que despierta los instintos más oscuros y salvajes. ¡Entra a este escandaloso mundo de placer y deseo desenfrenado!
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