Chingando a una mamá soltera en su casa, se monta en mí y la hago gritar de placer con unas duras clavadas de verga. Apúrate que ya van a llegar mis hijos, me dice la putita mientras le estoy dando con todo. Teníamos poco tiempo para coger, sus peques estaban a punto de llegar, si no venía pronto nos podían descubrir en el acto. Aun así ella no paraba de gozar y de soltar fuertes gritos, mi enorme pija gorda la estaba llenando de satisfacción. Quería que me apurara pero a al mismo tiempo quería que le siguiera dando durísimo.
Sus gritos y gemidos solo me provocaban seguírsela metiendo con más fuerza, eso a ella le fascinó, al final ya no le importaba nada, solo quería seguir sintiendo mucho más placer. Le estaba provocando muchos multiorgasmos, uno tras otro llegaba y eso la volvía loca, hasta lo ojitos en blanco ponía. Realmente le estaba dando la cogida de su vida, me dijo que nunca antes había estado con alguien tan dotado como yo, es por eso que quise darle tan duro, para que supiera de lo que se había perdido por no haber probado antes una pija así de grande.
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