Que puta resultó la vieja de mi compadre, mientras su marido está en el bote se anda montando en mi verga. Ella fue la que me llamó cuando al cornudo lo encerraron tras la rejas, por tener problemas con la ley. Quería que la apoyara económicamente para ayudarlo a salir, pero al ver que estaría un buen rato en la cárcel, no le quedó de otra que resignarse. En ese momento yo aproveché para consolarla en mi auto, cada vez que salíamos de las audiencias, con la intención de que se sintiera más en confianza y así poder cogérmela.
Ese era mi único objetivo con la vieja de mi compadre, chingármela bien rico aprovechando que estaría un buen rato sola, sin un macho que la consolara en la cama. Afortunadamente la vieja puta cayó rendida a mi, le encantaba que la abrazara cada vez que la consolaba y fue por eso que terminé convenciéndola de irnos a un hotel a coger cada vez que salíamos de las audiencias.
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Gordas Infieles
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