Se montó arriba de mi y la hice gemir como perra en celo en la cama en donde duermo con su hija. Mi suegra vino de imprevisto a la casa y aproveché que me encontraba solo para hacerla pasar y hacerla mía con una gran cogida. Fue un día con mucha suerte para mí, mi esposa recién se había ido de compras hasta el centro y su mamá nunca le avisó que vendría a visitarnos, así que, cuando llegó la señora, de inmediato me entraron unas ganas tremendas de querer seducirla hasta terminar convenciéndola de que nos pusiéramos a coger.
Y fue justo lo que hice, en esos momentos solo estaba pensando con la cabeza de abajo, mi calentura y mis ganas de meterle la verga a mi suegra de culo riquísimo me llevaron hasta el extremo de exhibirme sin camisa en frente de ella en lo que esperaba a que su hija llegara del centro. Pero no solo eso, también comencé a sacarle platica un tanto picante, lo que al final provocó que la vieja sabrosa de 52 años se mojara delicioso y cayera redondita a mi verga. Me montó y se la clavé bien duro, haciéndola gritar riquísimo.
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